Garoña cierra definitivamente, tras la denegación del permiso de funcionamiento. Un final agónico desde que dejó de producir electricidad en 2013, dando tumbos con el propósito de ampliar el tiempo de funcionamiento del parque de centrales nucleares y dejando ver las irregularidades y oscurantismo en el funcionamiento del Consejo de Seguridad Nuclear. Por fin, tras años de lucha, podemos celebrar el cierre de la central burgalesa. El historial de Nuclenor, empresa propietaria de la central participada por Iberdrola y Endesa, le hizo merecer el premio Atila a toda una trayectoria 2017.

Una de las actividades más reconfortantes fue la visita a plantaciones y bellotadas que desde hace décadas se realizan en la provincia. Celebramos activamente la repoblación de hace ya treinta años tuvo lugar en Riocerezo, recorriendo sus calles y montes y visitando los ejemplares que habían fructificado. Plantamos árboles y sembramos bellotas, previamente seleccionadas con la esperanza de que un día podamos pasear de nuevo para ver cómo han medrado.

Se presentó en la ciudad la campaña “Vivir con lobos”, un proyecto de Ecologistas en Acción con el que defendemos la posible y necesaria coexistencia del lobo con la ganadería extensiva, siendo ambas piezas claves para lograr un mundo rural vivo y con ecosistemas sanos. La situación del lobo en la provincia de Burgos refleja una tendencia a la baja, pese a ello, el cupo de lobos que se autoriza cazar cada año es el mismo e incluso aumenta.

En el ámbito municipal, se han revisado las ordenanzas de residuos y limpieza y el borrador de la ordenanza de movilidad; los textos son continuistas con un modelo obsoleto que hace tiempo que está dando señales de alerta. Las ordenanzas de residuos y limpieza perpetúan un sistema centrado en la gestión de los residuos una vez generados, sin contemplar la posibilidad de implantar modelos que puedan reducir la cantidad de basura, aumentar la tasa de reciclaje y disminuir la peligrosidad de los residuos. La ordenanza de movilidad, aún en tramitación, sigue apostando por un modelo centrado en el uso del coche, uno de los principales causantes del cambio climático y contaminación atmosférica.

En 2017 la gestión del arbolado urbano ha sido nefasta. Los árboles adultos, auténticos aliados en el urbanismo para generar espacios agradables, cobijar otras especies que viven en la ciudad, depurar el aire, fijar CO2… son tratados por la gestión municipal como peligrosos seres, de forma que se han eliminando numerosos ejemplares adultos y mutilado otros a través de podas agresivas y excesivas. Así se han talado los árboles de la calle Nuestra Señora de Belén, árboles de gran porte en la Quinta, y están amenazados los chopos del parque de la Cruz Roja; por citar algunos de los ejemplos más conocidos.

Ecologistas en Acción valora de forma negativa la forma en que la concejalía de medio ambiente, y el ayuntamiento burgalés en general, realiza la participación ciudadana en materia de medio ambiente, limitándose a convocar reuniones meramente informativas sin existir una participación real de la ciudadanía o para cubrir el expediente.

Desde la organización ecologista somos conscientes de que los cambios que necesitamos deben venir desde la colectividad y desde un enfoque plural y constructivo; por eso nos hemos unido a otras organizaciones y personas, en el foro contra Garoña, en la plataforma para la conservación del patrimonio natural de la ciudad o en la firma del manifiesto por una movilidad segura y sostenible. En 2018 seguiremos participando en todas las iniciativas que se propongan transitar a un nuevo modelo más justo y sostenible que el actual, poniendo en práctica en lema ecologista: Actúa localmente, piensa globalmente. A pesar de la grave crisis ambiental en la que nos encontramos sabemos que el ecologismo es hoy más necesario que nunca.