Verdemar-Ecologistas en Acción quiere llamar la atención sobre un grave problema que cada día, desgraciadamente, sacude las calles de nuestras ciudades. La foto que ilustra la nota fue hecha en La Línea, muy cerca de la Primera Torre junto a los aparcamientos.

La limpieza es una de las actividades necesarias que obligatoriamente se deben realizar tanto en el ámbito doméstico, laboral, así como en los espacios públicos.
Muchas veces, al caminar por las calles de nuestra ciudad, no nos damos cuenta de lo sucias que están, pareciera que la basura es un elemento inherente a ellas, pero si prestamos atención, nos daremos cuenta de que son varios los componentes que las ensucian: botellas, latas, colillas de cigarro, chicles, baterías, electrodomésticos y una larga lista de desechos. Ecologistas en Acción cree que todo esto es causado por diferentes factores. ¿Pasividad y negligencia en este aspecto.?. ¿Será que ya nos acostumbramos a ver nuestra ciudad sucia?. ¿O es mera indiferencia?. Nos cuestionamos los ecologistas.

Lo sucio no es sólo desagradable desde el punto visual, sino que también trae riesgos para la salud ya que puede provocar contagio de enfermedades o alergias. Además afean las calles, se producen malos olores, riesgo de Incendios… Además los costes de la retirada de la basura, tanto dispersa como en zonas marginadas (vertederos incontrolados) hacen que los servicios de recogida incrementen su trabajo, sumando así los costes económicos que eso supone. Ecologistas en Acción quiere recordar que esas subidas las pagamos de nuestros bolsillos de facturas cada vez más infladas. Ya terminaron (casi) los tiempos en que los municipios se deshacían de sus basuras depositándolas y enterrándolas en cualquier espacio abierto, con un coste ínfimo para el ayuntamiento y para sus contribuyentes. Actualmente, el coste medio de recogida, transporte y vertido controlado de los residuos urbanos asciende a entre 3 y 6 céntimos de euro por kilo. Haciendo un sencillo cálculo, suponiendo 560 kilos producidos por persona y año, cada ciudadano debería pagar entre 16,8 a 33,6 euros al año.

Esta cantidad sólo paga el coste mínimo de recoger los residuos y depositarlos en un vertedero con unas mínimas garantías sanitarias. Pero las directivas de la Unión Europea obligan poco a poco a construir vertederos cada vez más sofisticados, con barreras de vegetación que los separen del entorno, depuración de las aguas residuales –lixiviados– que producen, aprovechamiento del biogás que genera la fermentación de la materia orgánica, etc. Todo esto incrementará el coste por cada kilo de residuos tratados por este procedimiento.

La limpieza debe ser una acción que podamos realizar en los espacios que recorremos y, por supuesto, en los que habitamos. Si todos ponemos nuestro granito de arena podemos hacer mucho para mejorar el aspecto de nuestra ciudad. Hoy en día, muchos ayuntamientos consideran de mal gusto cobrar a sus ciudadanos una tasa especial de recogida de residuos -la antigua tasa de basuras- y la disfrazan dentro del recibo de la contribución (actual IBI, impuesto de bienes inmuebles) o dentro de otras tasas municipales. No obstante, las recomendaciones de expertos y organismos internacionales a los gobiernos van en la dirección contraria: hacer transparente el recibo de recogida de residuos, de manera que cada ciudadano sea consciente de cuanto paga y de cómo se emplea su dinero.

Algunas experiencias muestran que existe una fuerte y lógica resistencia a una subida brusca de la tasa de basuras entre las asociaciones ciudadanas, pero esto puede cambiar si los ayuntamientos son capaces de poner relieve las muchas ventajas para la salud ambiental del nuevo sistema. Los ciudadanos tenemos el último “gesto” ante sí la basura la tiramos a nuestras calles…o en los contenedores correspondientes.